Desde los albores de la humanidad, los hombres han practicado una cierta forma de Shiatsu. Cuando una parte del cuerpo tiene molestias, sentimos alivio al apretarla o masajearla. Esta reacción instintiva, que puede ser el verdadero origen del Shiatsu, se ha estructurado teórica y prácticamente para convertirse en un método natural apto para fomentar el bienestar. Fué Tokujiro Namikoshi quien tras largos años de estudio e investigación elaboró un sistema de enseñanza que lo llevó en 1964 a su reconocimiento oficial por los Ministerios de Sanidad y Educación de Japón.
El primer objeto del Shiatsu es aliviar el cansancio produciendo una sensación agradable que estimula al organismo a desarrollar sus propios poderes naturales de autoequilibrado. Con esta intención, el Shiatsu utiliza una serie de puntos de la superficie del cuerpo, en su mayor parte coincidentes con los de la acupuntura, que mediante la presión producen efectos muy beneficiosos .
El Shiatsu puede aplicarse a hombres, mujeres, niños de todas las edades, pues las presiones se modulan en función de cada persona. Dichas presiones se aplican con las manos y los dedos, la palabra japonesa Shiatsu significa precisamente presión de dedos, shi, (dedo), y atsu (presión).